No tenemos nada en común con mi grupo de amigos de gimnasio. En nuestro grupo somos: una rusa (yo) con pasado trabajo en instituciones europeas y bailarina de salsa pero actualmente coordinando proyectos en una multinacional, una polaca inteligente con presente trabajo como profesora de inglés y con cero pasado de baile pero adicta a clases de step a muerte, una monitora de gimnasio pivonazo con trabajo en el mismo gimnasio más de 15 años y aun asi no odiando sus alumnos, un ingeniero informático con adición al bici montaña que tiene la voz como si fuera megáfono, una catalana sociable y deportista con ganas de trabajar en medicina natural pero mientras tanto aguanta como recepcionista en clínica privada sobre 13 años las quejas de la gente diariamente, un gestor oficial de la aseguradora importante con presente muy alternativo y pero a le vez muy mono, una venezolana divina con la apariencia de una niña de 25 años aunque eso no pone en el pasaporte que mientras tanto trabaja como vendedora de perfume. No tenemos nada en común: ni gustos en música, ni gustos en parejas, ni manera de hablar y acento. Y aun así estamos juntos aguantando como sea uno a otro.