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EL PACHARÁN COMO FACILITADOR DE CONVERSACIONES

10 Mar 2022

El Pacharán es reconocido por su carácter digestivo: muchos lo sabemos y al terminar cualquier comida recurrimos a él para asegurar una buena digestión. Pero nos podemos preguntar si ésta es la única razón por la que se convierte en el compañero ideal de las sobremesas…

Para descubrirlo observemos lo que ocurre en la mesa de un grupo de amigos a la hora de la sobremesa. Un buen número, por supuesto, pediremos Pacharán después del café. Pero habrá quien se decante por otros licores que también se consumen en ese momento: licores de crema, orujo…

Observamos a quien se inclina por el licor de crema. Vemos que da un sorbo, lo paladea, y cuando comienza a hablar le cuesta vocalizar: seguramente encuentra la boca algo pastosa por la sensación grasa de la crema y también algo empalagosa por su dulzor. Incluso vemos que toma un trago de agua para aligerar el paladar. No parece el mejor licor para una buena conversación, podemos pensar. 

Pasemos a quien pidió un chupito de orujo. El primer sorbo lo dio con un cierto placer, pero ahora que se le ha calentado vemos que toma otro sorbo sin poder contener una mueca al tragarlo. Se le queda un gesto de cierto disgusto… no parece el mejor gesto para una conversación distendida, incluso parece que va a discutir cuando comienza a hablar.

Nosotros sin embargo disfrutamos del sorbo del Pacharán con nuestros compañeros que eligieron el digestivo. Nos observo e incluso parece que estemos acompasando nuestros sorbos. Sorbos que son amables en su paso de boca, con una densidad que hace que fluya sin sensaciones estridentes. El dulzor es muy suave, para nada empalagoso. Pero lo más sorprendente es lo que ocurre después del trago: nuestra boca comienza a salivar dejándonos el paladar y la lengua perfectamente hidratados, presta a la conversación. Y, ¿por qué ocurre esto con el Pacharán y no con el resto de licores?

Encontramos la respuesta en las endrinas. Cualquiera que las haya probado sabrá de su carácter astringente: al comerlas nos dejan la boca y la lengua muy ásperas. Esta sensación la producen los taninos y polifenoles que contiene, porque condensan con las mucosas de la boca aportando esa sensación de sequedad. 

Al macerar las endrinas para elaborar el pacharán también aportan su astringencia, aunque en este caso la cremosidad y densidad del anisado hacen que no lo detectemos fácilmente. Pero, aunque nosotros no lo apreciemos, está ocurriendo: hay mucosas de la lengua que condensan con los taninos y, aunque nos pase desapercibido,  las terminaciones nerviosas de la lengua envían una señal al cerebro de que ésto está ocurriendo. El resultado es la orden que envía el cerebro para producir saliva y lubricar la lengua, por lo que tras el trago notamos el paladar y la lengua perfectamente hidratados, algo que además potencia una larga permanencia de su sabor afrutado. 

Unas condiciones que reconocemos como ideales para una buena conversación:  paladar hidratado y, siempre, un gesto amable, placentero en nuestra cara. Y vaya si se nota: en nuestra zona de pacharaneros ya se escuchan divertidas anécdotas y las primeras risas.

De esta forma descubrimos Nuestro Pacharán como un perfecto facilitador de digestiones… y de conversaciones. 

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